En fin, el hecho fue que vinimos a saber que algo tradicional de estos festejos es la danza del dragón...y del león. Alguna de nosotras conocía algo de esta danza por haberla visto en algún lugar. Este dato vino a unirse al hecho de que el 2012 es año del dragón. ¡Por lo tanto ni el dragón ni el león podían faltar a nuestra fiesta! ¿Imaginan ustedes un argentino haciendo una cabeza de dragón? O ¿tratando de hacer un feroz león capaz de danzar?
Como sea, allí estaban los dos, bailando en una fría tarde en nuestra Villa, anunciando con su danza que se acercaban los días de la primavera, de gozar del sol...y sobre todo un año de nuevas expectativas e ilusiones. No faltaron tampoco los tradicionales cantos para la ocasión, todo salpicado de juegos con globos y un pequeño regalito para cada uno.
Los
esfuerzos tuvieron su premio en las sonrisas que acompañaban a nuestros
pacientes cuando volvían a sus habitaciones. Sí...este es para nosotras el
mejor premio, el fruto más anhelado de nuestro servicio entre ellos: verlos
sonreír.
Desde aquí rogamos para que todos tengan verdaderamente un 2012 pleno de nuevos y hermosos proyectos.
Hnas de Mingguang