En sus últimos años, el P. Ruiz repetía constantemente una frase: soñar, sonreir, amar, servir y esperar en el Señor.
Desde el comienzo de su misión, él entendió que la
miseria y marginación que veía afectando a los rostros y vidas de las personas
que vivían en las aldeas de leprosos de China no eran el fruto de un problema
técnico o económico, sino el fruto de una profunda injusticia. La única
solución a este problema era el sacrificio personal y la solidaridad que exige
un compromiso personal con las personas que sufren. El sabía que sólo una
solidaridad real inspirada en el Amor de Dios puede traer esperanza y alegría
allí donde el egoísmo y la discriminación han traído muerte, tristeza y desesperanza.
El sueño de Casa Ricci para China es una sociedad
que no discrimina y ofrece igualdad de oportunidades para todos.
El método que usamos es muy sencillo. La fuerza
del amor y del servicio, capaz de crear comunidades solidarias entre las
personas que son discriminadas, sea por su historia, por su situación física o
por su situación social (afectados por lepra, infectados por VIH, trabajadoras sexuales,
etc.). Desde el comienzo de Casa Ricci, cientos de religiosas y voluntarios han
sido invitadas a dejar la comodidad de sus propias comunidades para ir a vivir
junto a estas personas, sirviéndolas y aprendiendo de ellas. Nuestro
servicio del amor busca formar comunidades solidarias en las cuales las
personas aprendemos a derrotar y derribar las barrearas que la discriminación
ha causado. Comunidades en las que las heridas físicas, psicológicas y sociales
son curadas, en las que la dignidad de la persona es reafirmada. Comunidades en
las cuales la comunión entre personas es recreada, y la relación entre esas
comunidades y su medio ambiente también es restaurada.
La misión de Casa Ricci es crear, animar y apoyar
estas comunidades solidarias. Trabajando con nuestros colaboradores, compañeros
de misión y con el mismo gobierno, queremos restaurar la harmonía social y la
justicia en aquellos lugares en los que la discriminación la ha destruido o limitado.
Las comunidades que Casa Ricci
pretende crear son lugares de encuentro en los que ya nadie necesita preguntar
o preguntarse quién es enfermo de lepra o de SIDA, sano o enfermo, huérfano o pobre,
trabajadora sexual o adicto. En las comunidades de Casa Ricci, todos son
personas que respetadas por su dignidad y necesitadas del uno y del otro para
aprender no sólo a dar, sino también a recibir.
Casa Ricci Servicios Sociales
Casa Ricci Servicios Sociales