jueves, 26 de julio de 2012

1er. Aniversario de la muerte de nuestro querido fundador P. Luis Ruiz. S. J.


Casa Ricci Servicios Sociales celebró el 1er aniversario de la muerte de nuestro querido fundador el P. Luis Ruiz, hoy en una distribución interna en una misa de acción de gracias. El P. Howard Lui, director de la comunidad Jesuita en Macao, presidió la misa con una oración especial.

El  P. Fernando Azpiroz sucesor del P. Ruiz, compartió en la Homilía que el Padre Ruiz tiene una fe muy grande y profunda como el grano de mostaza que germina y da frutos, un hombre sencillo y humilde que coopera en beneficio de los pobres.

“El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo. Es ciertamente mas pequeño que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, se hace un árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y se anidan en sus ramas” (Mateo 13: 31-35)

La mayoría de nosotros estamos de acuerdo que perseguir la perseverancia y la fe es la clave del éxito, y del P. Ruiz.

 

 Casa Ricci Servicios Sociales.

martes, 10 de julio de 2012

“El sol siempre estará aquí después de la tormenta”. Y juntos… ya podemos descubrir el arco iris”

(Escrito por Mónica, religiosa que trabajó en una de nuestras casas para niños infectados por VIH)


“La felicidad y la tristeza que están en nuestra vida, lo comparto contigo… no importa, que la lluvia y el viento estén aquí…”. Cada vez que escucho esta canción, mi corazón volverá donde ese grupo de fuertes y hermosos niños. Aquel grupo de niños forzados a estar al borde de la sociedad. Niños rechazados y abandonados, por ser discriminados y olvidados por sus familias y la sociedad.
Por voluntad de Dios, conocí a estos niños a través de “Casa Ricci”. Ellos cambiaron mi vida desde ese entonces.  Estos niños no podían regresar a sus casas. Algunos incluso no tenían hogar. Ellos no tienen familias que se preocupara por ellos. Cada vez que veía la tristeza en sus ojos, esperando en vano la visita de sus familias, cada vez que los escuchaba llorando desde sus corazones rotos por haber sido rechazados y abandonados, cada vez que veo sus inocentes miradas esperando ser aceptados… me conmuevo en lo más profundo.
Muchas veces me he preguntado “por qué?”. Pronto entendí que lo importante no es responder a este “por qué”. Lo que es importante es lo que yo puedo hacer, pensaba. Por eso me decidí a dar lo mejor de mí, cuidándolos y ayudándolos. Pero pronto me di cuenta que lo que estaba haciendo, podía sólo ser una expresión de mi egoísmo. Me uní entonces a sus actividades… estudiábamos, jugábamos, trabajábamos y compartíamos juntos. Entré en sus mundos para leer y sentir dentro de sus corazones y entendí lo que ellos realmente necesitaban. Luego de algún tiempo, ellos pasaron a ser parte de mi vida.
La vida en si misma es un proceso de compartir y apoyarse. Recién ahora lo entiendo. Estos niños comparten mis esfuerzos y soportan mis insuficiencias. Yo comparto su fuerza de voluntad y soporto sus desesperanzas. Ciertamente, no puedo cambiar sus pasados, pero lo que sí puedo hacer es aceptar la invitación de caminar con ellos a través de cada duda, de cada dificultad en sus vidas. Cuando ellos saben que no están solos, cuando saben que hay alguien que los ama a pesar de sus familiares quienes no los recuerdan más, ellos mostrarán su felicidad y cariño por la vida más allá de sus vivencias diarias. La felicidad de estos niños, es mi felicidad.
De todas las criaturas que Dios crió, los seres humanos somos los únicos que saben percibir. El ser humano posee fuerza de voluntad, es emocional y espiritual. No importa la edad, sólo el amor puede curar, renovar y liberar. Cuál es el amor verdadero? No lo sé exactamente. Yo sólamente sé que cuando yo estaba triste, un niño venía y me decía: “Tía, ¿estás triste?  Por favor, escucha música como lo hago yo cuando estoy triste”. Estas palabras me conmueven profundamente.
Cuando ellos me cuentan que están tristes en su inocente lenguaje que no puede expresarlos completamente, yo los abrazo fuertemente. Cuando a veces sus  “travesuras” desafían mi capacidad de amar y perdonar, a mí sólo me queda mirar al Señor y apoyarme sólo en su misericordia.  
“El sol siempre estará aquí después de la tormenta”, y juntos ya podemos mirar el arco iris.  Porque siempre hay soluciones para los problemas en este mundo. La vida esta llena de esperanza. El “amor verdadero” es la llave para abrir el candado de la discriminación de los seres humanos hacia los portadores de enfermos de SIDA.  No importa de qué maneras ayudemos, si partimos de este “amor verdadero” lograremos ser felices y hacer felices a los demás, alcanzaremos para ellos y nosotros la vida libre y eterna.

Entrar en este website para escuchar la canción:
 http://www.youtube.com/watch?v=iONgnaq0QP8&feature=share