jueves, 10 de febrero de 2011

Felicidad Ofrecida

Este texto fue escrito por Liu Huixian, joven voluntaria china que estuvo 6 meses viviendo e trabajando en uno de nuestros hogares de niños.

Yo soy de la Provincia de Hebei, tengo 22 años e me llamo Liu Huixian. Nací en una familia católica. Desde el tiempo de mis abuelos, ya había algunos católicos en la familia e incluso tengo un tío que es sacerdote. Porque crecí en un ambiente familiar cristiano, fue muy natural para mi pensar en hacer algo por las personas que necesitan de ayuda.
 Estoy muy feliz por haber tenido esta oportunidad este año. Mi tío me animó a participar, y yo pensé que sería una buena oportunidad para crecer y aprender muchas cosas y por eso me alisté e fui enviada al Hogar de crianzas.
En el Hogar de Crianzas empezaba mi trabajo de cada día a las 6:30. Por la mañana, después de levantarme de la cama, lo primero que hacía era ayudar a los niños con su higiene y también limpiar sus habitaciones. Ellos tienen que tomar su medicina todos los días a las 7:30, y cuando todos la han tomado yo los llevaba para la escuela. En una de las escuelas a las que van no preparan almuerzo para ellos, por eso tenía que traerlos a casa para comer y después llevarlos de nuevo para las clases de la tarde. Después de dejarlos en la escuela me volvía a casa y empezaba a cuidar de sus ropas para que cuando regresaban, cada uno tuviera sus ropas en orden y listas para vestir. Después de tratar de la ropa, descansaba un poco y al final salía de nuevo en dirección a la escuela para traerlos de vuela a casa. Por la noche hacíamos los deberes juntos. Yo estaba encargada de ayudar a todos los que están en escuela primaria. En el hogar viven muchas crianzas, y por eso cuando llega la hora de tomar la medicina ellos tienen que ponerse en fila y se acercan de uno a uno para que no haya engaños. Al inicio, cuando llegué no les podía ayudar, pero después me fui acostumbrando con este procedimiento y también empecé a ayudar con la medicina.
Cada vez que los llevaba para la escuela tenía que hacerlo en dos vueltas, porque la bicicleta eléctrica que utilizaba solo podía llevar dos de niños de cada vez. Pero aún así, el trabajo diario de llevarlos para la escuela y de vuelta a casa siempre me dejaba muy feliz porque siempre nos íbamos hablando muy alegremente por el camino. Por la noche les gustaba mucho llamarme y pedir mi ayuda para hacer los deberes. Y en cuanto lo hacían, mi cabeza “se ponía a trabajar”, y pensaba mucho en todo esto que estaba viviendo. Además ellos me hacían muchas preguntas, preguntas interesantes y profundas, y esto me forzaba a pensar más y más en busca de respuestas.
Una de las cosas que me impresionó más fue conocer a uno de nuestros chicos. En casa siempre era muy alegre y activo, pero  nunca me lo imaginé que en la escuela se tornaba inesperadamente muy callado y no hablaba con nadie. Incluso en la pausa en medio de las clases ni siquiera llamaba a los colegas para jugar. Por eso, un día le pregunté: “Cuando estás en la escuela con quien juegas? Que haces durante el tiempo del recreo?” Me contestó: “En la pausa siempre me quedo en la clase haciendo los deberes y leyendo mi libro, yo no juego con ellos.” Le pregunte: “Y porqué no juegas con los otros niños? Te pasas tanto tiempo en la escuela, con quién hablas?” El me dijo: “Ellos son tan malos, por eso no juego con ellos. Me quedo y hablo para mí solo.” Cuando escuché esto me quedé estupefacta. Era obvio que se estaba encerrando en sí mismo. Después le conté este asunto a una de las profesoras y ella me dijo que también estaba muy preocupada con él. Al final decidimos darle una misión especial: tenía que hablar con los colegas en la escuela; era una nueva regla para él. Si esto no se “corrige” ahora, cuando se haga mayor será imposible. Ahora está mucho mejor, es apenas un poco tímido e inseguro cuando tiene que hablar delante de los otros, pero está mucho mejor. Después de encontrarme con este tipo de situaciones pienso que la ayuda más importante que podemos dar no es solo la ayuda material sino la ayuda psicológica y humana que podemos dar con nuestro cuidado y cariño de que tanto precisan.
Hay también una niña pequeñita (en Kindergarten) que participa en una clase de dibujo. Siempre que hacia un nuevo dibujo me lo regalaba. Pero ella no lo hacía directamente. Primero venía a decirme que tenía un dibujo nuevo. Después se ponía muy callada esperando que yo le pidiera que me lo dejara ver, y solo entonces me lo daba.  Esto era muy importante para su auto-estima. Antes de venir para el Hogar de crianzas ella estaba en un orfanato, y ni siquiera sabe quiénes son sus padres, pero se inventaba muchas sobre sus “padres imaginarios”. Antes de marcharme de regreso a mi casa, ella, muy seria,  me pidió que no me olvidara de llevarme sus dibujos para mi casa. Yo le dije para no preocuparse, que me guardaría cada uno de ellos como algo muy precioso. Realmente ella tiene mucha necesidad de nuestro cuidado y atención, y por causa de su personalidad tan especial (y a veces complicada) siempre que estábamos juntas yo tenía que pensar mucho sobre cómo se puede ayudarla sin herirla en sus sentimientos.
Para ser honesta, debo decir que cuando llegué al Hogar de Niños, y durante las primeras semanas tuve mucho miedo. Temía contraer la enfermedad de los niños (todos tienen Sida), y en el primer mes tuve muchas pesadillas por causa de esto. Estaba preocupada por poder coger alguna enfermedad y en como eso sería tan malo para mi familia y para mi, claro. Así, procuré encontrar un equilibrio entre cuidar de los niños e protegerme al mismo tiempo. Pero, con el pasar del tiempo, mis miedos fueron desapareciendo y cuanto más estaba con ellos, más me olvidaba de esos miedos y malos pensamientos. Y aún si muchas veces ellos se comportaban mal y me hacían perder la paciencia, también sé que me han dado mucha alegría. Me cogían de la mano para llevarme a jugar con ellos, e estar cerca de ellos. A sus ojos, soy como una hermana mayor, y siempre me llamaron “hermana grande”.
En el Hogar de Niños aprendí muchas cosas que no están en los libros; aprendí un poco más lo que significa crecer como persona, y como ayudar a los otros como también nos ayuda a nosotros a crecer. Estoy muy agradecida por el tiempo que pasé ahí, y especialmente por el sentimiento de vida tiene aun más sentido por causa de eso.


28/Jan/2011
Liu Huixian

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